A-polonio 250

Tranquilos, no os voy a hablar más del famoso polonio 210, sino que lo haré del viaje de vuelta del SIMO del que ya prometí una entrada independiente, y de los personajes que íbamos en el vagón…

Como ya comenté, yo me decidí más tarde que JLuis y por tanto no pudimos ir juntos en el AVE, pero a la vuelta teníamos los dos asignados el mismo vagón pero distinto asiento. A pesar de esto, JLuis se sentó a mi lado y cuando vino el chaval que tenía ese sitio le dijo que si no le importaba cambiarle el sitio, a lo que éste accedió sin problemas. Estaba justo delante de nosotros, en un grupo de esos de cuatro asientos con una mesa en medio.

Hasta aquí todo normal… Pero una vez que nos acomodamos ya y esperamos a que empiece a moverse el tren, dan la cara los dos primeros personajes. Eran dos tíos que tenían una conversación —en la que gracias a las voces nos habíamos metido medio vagón— sobre lo malo que es usar las calculadoras para dividir, que luego se te olvida y patatín y patatán.

Luego estaban otros dos personajes, llamémoslos nuestros cómplices de cachondeo, porque durante todo el viaje se partieron de risa de los mismo que nos reíamos nosotros… :D. Uno de ellos era David Miner, del programa de radio El Tirachinas. Lo reconocí porque aunque no escucho la radio (a menos que sea en el coche), y menos los programas deportivos, sí que lo recuerdo de su época en el programa de por las mañana «La Jungla», en el que junto con José Antonio Abellán y «El Pulpo» (entre otros) nos hacían pasar una mañana muy divertida. Yo lo vi una vez en directo y te lo pasabas mejor en los intermedios (montaban una que no veas) que durante el programa, que ya es decir… El otro chaval que lo acompañaba no sé quién era, supongo que amigo suyo y ya está… :)

Vale, empieza el tren a moverse, una de las azafatas diciendo por megafonía eso de que «por favor, bajen el sonido de sus móviles y para hablar vayan a las plataformas», que sinceramente no sé para qué lo dicen, porque como podreis comprobar más adelante, muchísima gente pasa bastante.

Volvemos al chaval que le cambió el sitio a JLuis, que coge el tío y saca su revista SIE7E y se pone a leerla tan tranquilo, con una tía con las tetas al aire en la portada. A su lado, pero en la otra fila estaba uno de nuestros cómplices (el amigo de David Miner) haciendo Sudokus (vaya contraste), que teníais que haber visto la cara cuando vio por el rabillo del ojo lo que estaba leyendo el otro. Y ya para remate, este tío estaba sentado al lado de una señora mayor que estaba leyendo EL CULTURAL, ¡toma ya!.

Detrás del de los Sudokus estaba uno de los de la calculadora, que se estaba poniendo morao «leyendo» también la revista… noooo, EL CULTURAL no, la otra… Hay una cosa que no le perdonaré a JLuis, y es que ese chaval podría ir sentado a mi lado… ¡¡el que hubiese estado «leyendo» sería yo!! :D

De repente, en el silencio del vagón, empieza a sonar un móvil con un sonido un tanto «especial». El tono del móvil era un tío simulando a un pollo cantando una canción cutre. Después de unos 30 segundos sonando, porque además de no hacerle caso a la azafata tenía el móvil en su bolsa y se tuvo que poner a buscarlo, lo coge, habla y cuando termina dice: «El pollo cantaor… jeje!». Nos partíamos… :D. Este era un tío, mayorcito ya, con sus 50 años por lo menos, nada de un adolescente. Iba sentado justo delante de nuestros cómplices.

Después de este, justo a mi lado, iban otros dos personajes… 40 y pico años, imagino que recién divorciados o algo, porque tenían un tonteo con el móvil enviando mensajitos a unas tías que los estaban esperando en Sevilla. Que si «diles que se vengan a tomar unas copas», que si «quedamos para no sé qué», vamos, como unos niños de 15 años. Por supuesto, también les sonó el móvil y hablaron en el vagón (tendríais que haberlos escuchado, como niños)… ¿El tono de su móvil?… Barry White cantando la canción que ponían en Ally McBeal.

Uy!, ahora me llaman a mi por móvil (era Javier, uno de los fanboys), pero yo le tenía desconectado el sonido y además fui a hablar a la plataforma… que por cierto, estaba llena de gente hablando por móvil, pero del otro vagón porque del nuestro ni uno.

Vuelvo a mi sitio y ¡toma!, otro móvil sonando… El de la señora mayor de EL CULTURAL, con un tono que le iba muy bien también a su compañero de asiento… Una canción de Semana Santa, la del «Jesús del madero»… :D

Oooootro móvil sonando… Esta vez era el de una chica que estaba justo detrás de los dos «adolescentes» junto con su hijo pequeño. Por lo menos esta vez el tono del móvil era uno normalito, pero de la conversación también nos enteramos medio vagón… «¿Sí?, ¿y estás muy enamorada?» —léase con voz cantinela de telefonista—. La había llamado una amiga para decirle que estaba muy bien con su nuevo novio y tal y cual. A todo esto nuestros dos cómplices se estaban partiendo igual que nosotros de todo lo que estaba pasando.

Y por último dejamos al último personaje digno de mención… el amigo Apolonio :-)

En un momento, llegando ya a Córdoba, en el que pensábamos que ya no iban a sonar más móviles, de repente se escucha una voz en ese silencio… «¿Fulanito?… Mira, que mala suerte… Han vendido la finca al final… Sí, por 250 millones, una faena…».

En ese momento nos miramos JLuis, los cómplices y yo y nos partíamos de risa… Porque claro, la conversación seguía:

Con lo que yo me he movío…

Pero vamos, que no te preocupes, que hay más terrenos.

Lo mejor de todo es que esa misma conversación la repitió al menos tres veces, en otras tantas llamadas que realizó allí mismo, de forma que se enteró todo el vagón de la mala suerte que había tenido… :D

Es que cada vez que se escuchaba: «Fulanito!… malas noticias…», directamente ya nos partíamos de risa… :D

Yo no sé si David Miner habrá comentado algo de este viaje en su programa de radio, pero estoy casi seguro que sí, porque el tío se retorcía de risa… :D

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